Pero no es este el primer tesorero o ex-tesorero problemático, ya con el caso Naseiro se intuía que esto prometía. Y no nos ha desilusionado, muy al contrario, a cada momento se pone más interesante.
A unos les da por el arte y compran con desenfreno todo lo que cae en sus manos, que no es poco. A otros por comprar limones, eso sí, de los mejores, argentinos, que tienen más sabor.
Y así, con noticias a cual más preocupante, llevamos la semana. Desde que Bárcenas “salió del armario”, sin atisbo de pudor o desasosiego, hasta la posible demanda del ex-presidente Aznar al diario El País, los ciudadanos están ahítos de tantas incertidumbres, tribulaciones y abandonos por parte de nuestros representantes políticos.
Quizás, no se percatan de la gravedad de la situación, o son tan inconscientes para dar prioridad a sus conflictos internos, que parecen desoír el motivo fundamental de su trabajo: la responsabilidad de dirigir a un país hacia el bienestar social de todos sus ciudadanos.
Es posible que esté entrando en terreno utópico, al intentar poner voz a las preocupaciones de trabajadores, estudiantes, mayores, y cualquier colectivo que se sienta agraviado por los acontecimientos a los que estamos expuestos cada día, pero la impotencia e indignación te lleva a extremos impensables.
Los medios de comunicación hablan de millones de euros, de unos y de otros, como algo de lo más normal, cuando lo que en realidad hay son millones de personas sin el más mínimo recurso de subsistencia, sanidad o educación.
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